El mundo se ha embarcado en un compromiso general para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Desde hace algunas décadas, organizaciones como las Naciones Unidas han impulsado la transformación energética, conocida como ‘Green Deal’ pasando de los combustibles fósiles a las alternativas renovables, como señala la consultora Deloitte.
Colombia también está encaminada hacia este objetivo y por eso el país avanza en la elaboración de una estrategia climática para alcanzar la descarbonización en 2050 y disminuir 51 % de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
En este contexto se habla de la descarbonización, nombre que se le ha dado a la ya mencionada reducción de la huella de carbono, una medición de las emisiones de Gases de efecto invernadero (GEI).
Un informe de las Naciones Unidas para el Día de la Descarbonización señaló a las industrias del cemento, el hierro y el acero, y los productos químicos y petroquímicos como los emisores más relevantes y quienes deben tomar medidas más rápidas y eficaces para cumplir con esta transición global.
La urgencia se explica por el escenario al que se enfrenta la humanidad: un cambio climático que ha traído consecuencias como desplazamientos, muertes y enfermedades.
“Para estabilizar el clima será necesario reducir de forma relevante, rápida y sostenida las emisiones de gases de efecto invernadero para, finalmente, lograr cero emisiones netas de dióxido de carbono (CO2), el principal causante del cambio climático”, afirma Oliverio Álvarez, socio responsable del Área de Regulación en Energía de la consultora Deloitte, citado por ‘BBVA’.
Pero este proceso no es sencillo, pues implica una transformación en la forma de hacer negocios, es costoso, requiere innovaciones tecnológicas de grande magnitud y el compromiso de sectores económicos y gobiernos.
“Los combustibles fósiles son un callejón sin salida, como ha dicho un Secretario General (…) Tenemos que incrementar el despliegue de las energías renovables hasta alcanzar aproximadamente el 60 % de la capacidad energética global en el transcurso de los próximos ocho años, lo que significa aproximadamente triplicar la capacidad de instalación en el transcurso de esta década”, aseguró Selwin Hart, asesor especial del Secretario General de la ONU para la Acción Climática en la COP27.
Un escenario probable, ya que el mundo ha triplicado su capacidad de energía renovable en la última década.
La descarbonización en Colombia
De acuerdo con el enfoque del gobierno del presidente Gustavo Petro, sus políticas en el sector energético están encaminadas a la “transición energética justa y sostenible”, como describe el Ministerio de Minas y Energía en su página web.
Allí destacan que esta transición será gradual y tendrá cinco ejes fundamentales, siendo el primero mayores inversiones en energías limpias y descarbonización.
También se encuentran la sustitución progresiva de la demanda de combustibles fósiles, mayor eficiencia energética, revisión y eventual flexibilización de la regulación para acelerar la generación de energías limpias y la reindustrialización de la economía colombiana.
“Los tiempos de transición dependerán de los resultados de esos ejes, de tal manera que se avance en conjunto con la transición exportadora, con una economía más diversificada, menos dependiente del petróleo y el carbón, y a la vez con sostenibilidad fiscal y macroeconómica”, describe el ministerio en un artículo.
Frente a este panorama, que busca cumplir con las metas de reducción del 50 % de GEI para el 2030 y de la neturalidad de carbono para el 2050, hay varias posiciones.
De acuerdo con los resultados de un estudio, realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de los Andes (CODS), que tiene como fin entender los retos y las oportunidades para Colombia en la ruta de descarbonización de su economía a largo plazo, este camino significa un ahorro.
La investigación evaluó cuatro sectores: agropecuario, energía, transporte y gestión de residuos y dio como resultado que la descarbonización es deseable desde el punto de vista económico, pues los beneficios exceden los costos de mitigación, representando ahorros que varían entre el 57 %, 105 % y 233 % del PIB de 2019, dependiendo de la tasa de descuento.
“Para el país sería peor no llevar a cabo esta estrategia de mitigación de descarbonización, porque estaría perdiendo la oportunidad de ahorrar estas cantidades de dinero que son significativas, incluso comparado con el tamaño de la economía de Colombia”, señaló Ricardo Delgado, director del Centro Regional de Estudios de Energía e Investigador del CODS.
A esto se le sumarían ahorros asociados a menores costos de operación, mayor productividad, ahorros en daños a la salud o costos evitados por los efectos del cambio climático en la economía.
Por el contrario, el exministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas aseguró en una columna para EL TIEMPO que en un trabajo que publicó con Sebastián Orozco, estiman que la mejor estrategia para cumplir los compromisos de Colombia tendrá un costo de entre 7,7 y 12,7 por ciento del PIB por año hasta 2050.
“Según nuestros cálculos, la transición climática de Colombia es una de las más costosas. La cifra equivalente para Estados Unidos y la Unión Europea es 6,5 % de PIB. La principal razón es que somos un país en pleno desarrollo que cada día requiere más energía, por lo que cumplir las metas exige un esfuerzo creciente”, explica.
Por otra parte, hay que señalar que hoy la economía colombiana es altamente dependiente de combustibles fósiles, energía y manufactura, como se consigna en un estudio que presentara la huella de carbono en el índice accionario Colcap compuesto por las 25 empresas de mayor capitalización bursátil del país.
A esto se le suma que el sector ganadero es el mayor originador de GEI, además de estar vinculado con la deforestación, otro de los fenómenos que impacta en la huella de carbono.
Para Manuel Rodríguez Becerra, exministro de Ambiente de Colombia, “la agenda de la descarbonización de la economía es sustancialmente diferente a la de los países desarrollados, puesto que nuestra emisión de (GEI) procede en un 55 por ciento de la deforestación y de la agricultura, similar a los países de América Latina”, apuntó en una columna de opinión para este diario.
Y apuntó que “cumplir con la meta internacional de disminuir las emisiones de GEI en forma tal que no se sobrepase un incremento de la temperatura de 1,5 °C no parece viable, lo que significa que en el futuro presenciaremos eventos climáticos extremos con más frecuencia”.
Sin embargo, otra postura es la de Manuel Guzmán-Hennessey, director de la red latinoamericana sobre cambio climático Klimaforum Latinoamerica Network -KLN-, quien señaló en una columna para EL TIEMPO que esta decada es “la última oportunidad para detener la catástrofe climática anunciada no por los catastrofistas, sino por los científicos”, por lo que se debe actuar en pro de un cambio.
LAURA ALEJANDRA ALBARRACÍN RESTREPO
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO
Fuente: https://www.eltiempo.com/economia/sectores/descarbonizacion-que-es-y-como-beneficia-la-economia-en-colombia-781224